La perenne vigencia de Virginia Woolf

Virginia Woolf

Tal día como hoy de 1882 nacía Virginia Woolf, una de las plumas más importantes del siglo xx. Revolucionaria en su narrativa y precursora en sus ideas, sigue siendo una referenta indiscutible de los feminismos y nos dejó un legado valiosísimo. No en vano la seguimos leyendo, traduciendo y publicando.

Virginia Woolf, la que nos dijo fuerte y claro «Cierra con llave tus bibliotecas, si quieres, pero no hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente», para Ciempiés es especial también por motivos más personales.

Con Woolf, y nuestra traducción colaborativa de Lunes o martes, inauguramos no solo la colección «Clásicos accesibles», sino también nuestra editorial Libros del Ciempiés.

Con Woolf, hicimos nuestra primera conferencia en formato híbrido (presencial en Barcelona y en línea para todo el mundo).

Con Woolf, como no podía ser de otra manera, damos el puntapié inicial a nuestro blog. De la mano de Agustina Schirripa y el perfil astrológico que leyó durante esa jornada que dedicamos a esta fundamental pionera.

Gracias por acompañarnos en esta nueva aventura.

Virginia Woolf, un perfil astrológico

Astrología y feminismo

Agustina Schirripa expone durante la conferencia «Viginia Woolf: Un universo propio» organizada por Libros del Ciempiés en noviembre de 2024.

Pensaba en aquello que me da la astrología y el feminismo. Quizás sea hacerme más y mejores preguntas. Cuestionar mi realidad y ampliarla. Saber que el mundo no empieza y termina en mí. A la vez me empodera, y me asegura el protagonismo en mi propia vida.

Conectar mi existencia con un todo, pensar colectivamente, entender que el bienestar de uno resuena en otros. La astrología apela a las personas desde su sensibilidad, necesaria para conectar con el cosmos, con un todo. ¿Cómo llegué a dónde estoy? ¿cuál es la sociedad que me rodea, de qué tradición vengo? Hacernos estas preguntas y reconocernos como cocreadores de la realidad en la que vivimos, al igual que la búsqueda del bienestar por fuera de lo establecido bajo el sistema productivo; es revolucionario y feminista.

En la astrología, sí o sí el conocimiento sobre una misma solo puede continuar en tanto incluimos a otras personas. Escenarios de la vida como la relación con nuestro pares, con nuestros vecinos y con hermanas/os o figuras fraternales, como lo muestra la casa III, puede decir mucho de nosotras. Analizar cómo nos desenvolvemos en el ambiente laboral y en nuestra rutina también incluye lo que representan los vínculos con los que compartimos toda esta cantidad de horas, que lo observamos en la casa VI. En la casa VII, si bien el vínculo al que más se la asocia es al que se forja en el matrimonio o en la pareja estable, se observan toda clase de vínculos de a dos; cómo los conformamos y cómo actuamos en ellos, ya sea con un compañero o compañera de vida, con una amiga de toda la vida, con una socia, con una jefa, con una clienta, o incluso con la terapeuta. Así continúa el mandala del zodíaco, hasta llegar también a nuestra casa XI, que alberga nuestra relación con el colectivo, con las causas sociales, con los ideales y si bien la forma más simple de describirla es como la casa de la amistad, en realidad es la casa de los grupos de personas que, sin ser necesariamente amigas, se juntan por una causa o intereses en común o comparten una visión del mundo. Otra vez, lo colectivo y lo feminista.

La astrología no cree en roles de género, en binarismos ni en categorizaciones. No hay planetas buenos ni malos, no hay una carta astral mejor que otra. A la astrología no le interesa señalar nuestras imperfecciones, errores o faltas ni asociar nuestras circunstancias de vida con culpas o castigos. La aceptación y la compasión por nosotras mismas y nuestros semejantes es lo mejor que podemos cultivar para acercarnos a una comprensión más profunda de nuestro mapa astral. No competir, no enemistarse ni culpabilizar, nuevamente revolucionario y poco conveniente para el sistema en que parecemos estar inmersos.

Lo que me ofrezco a hacer acá es analizar o conocer un poco mejor el mapa astral de esta figura de la literatura y del feminismo y encontrar designios, desafíos y propuestas que el universo configuró para ella y cómo podemos ver plasmadas estas energías en fragmentos de sus escritos.

Virginia Woolf

Virginia Woolf nació un 25 de enero de 1882 en Londres, Inglaterra. Encarnó bajo la esencia del sol en Acuario, con una luna en Aries y el ascendente en Géminis. Se recomienda que quien se embarca en el desafío de interpretar una carta astral, se tome el tiempo de ver que sensación le genera al verla en su totalidad. En el caso de la carta de Woolf, lo primero que llamó mi atención fue el tamaño de su casa XII y la cantidad de planetas que contenía.

La casa XII es tradicionalmente conocida como la casa de los tormentos. Es la porción de la carta astral que nos conecta con un todo más allá de nosotros. Es en ella donde muere el ego, mueren los limites entre mundos, muere la conciencia y reina el inconsciente. En esta casa se manifiesta nuestra permeabilidad con la espiritualidad, la trascendencia y los niveles de consciencia. Se asocia con los tormentos por ser el lugar donde nos despojamos de toda conexión con lo material y solo experimentamos nuestra consciencia, nos volvemos hacia adentro, nos replegamos, y depende de cómo naveguemos nuestro inconsciente y como lo integremos en nuestra vida diaria, es lo que puede llevarnos a máximos niveles de inspiración, liberación y sensibilidad ante el mundo, como también a buscar un escape, evadirnos de esa misma realidad a la cual somos tan sensibles, y sentirnos impotentes ante la desconexión y apatía con el mundo externo que nos lastima y; un mundo interno que nos aísla.

Esta casa XII está muy poblada, en Virginia contiene sus miedos (por contener a Plutón), sus emociones (por contener a la Luna), sus heridas (por contener a Quirón), así como también a Júpiter, el planeta de la expansión, Neptuno, el planeta de la inspiración y expresión artística, y Saturno, el planeta que marca el compromiso y la perseverancia con nuestras ambiciones y nuestras metas, entre otras cosas.

Otro aspecto que fui a revisar casi automáticamente fue la posición de Mercurio, ya que en esta carta tiene una doble importancia, por un lado, es un planeta personal y es el regente de su ascendente (Géminis), pero también, al ser el planeta de la comunicación en todas sus expresiones, la traducción, la escritura, el habla, en una persona que ha dedicado toda su vida a escribir, cobra aún más relevancia.

Mercurio está conversando con los planetas de la casa XII. Se habla con cuadraturas, de una forma un poco inarmónica, pero también son estos aspectos conflictivos los que nos llevan a prestarle más atención y actuar más en consecuencia con aquellas dificultades que sacan a relucir. Se dice que las cuadraturas con los planetas personales representan un desafío vital, y que la posición de la cuadratura muestra donde se debe liberar esa energía. En Woolf, su Mercurio en casa X, casi que convierte a su palabra en el vehículo que le da la autoridad para afirmarse en el mundo, la llamada que siente a contribuir en la sociedad, la forma que toma su ambición de materializar su persona en el mundo.

El acto de journaling, o de escribir diarios, tal como lo hizo Virginia gran parte de su vida, es una actividad muy asociada a la casa XII y a un Mercurio muy activo, como era su caso.

Explorarse sin tapujos, sin necesidad de mostrarlo a nadie, sembrando las semillas de sus futuros proyectos (por la presencia de Saturno), tener la facilidad de incluir en tantos relatos sus stream of consiousness, por la presencia de Júpiter y de Neptuno y que todos los planetas en esta casa hablen el idioma de Tauro, el idioma de la tierra que sembramos, nos habla de la capacidad de saber cuáles eran sus recursos y utilizarlos, de valorar lo que el tiempo de siembra enseña. Podemos ver su capacidad de concentración en su propio proceso creativo en este extracto de Diario de una escritora:

(…) creo que la costumbre de escribir así, para mí misma, es buena. Relaja los ligamentos. No hay que dar importancia a las omisiones y tropezones. Al escribir a esa velocidad, me veo obligada a disparar directa e instantáneamente sobre la pieza, por lo que debo agarrar las palabras, escogerlas y dispararlas, sin otra pausa que la precisa para mojar la pluma. (...) ¿Qué clase de diario quisiera que fuera el mío? Algo de ilación suelta, pero no desaliñada, tan elástico que pudiera abarcar cualquier cosa solemne, ligera o hermosa, que se me ocurriera. Me gustaría que se pareciera a una amplia y vieja mesa escritorio, (…) donde una arroja una masa de objetos heterogéneos, sin ni siquiera mirar lo que son. Me gustaría volver a mirar esta masa, dentro de uno o dos años, y descubrir que los objetos se han ordenado a sí mismos, se han depurado y se han conjuntado, tal como tan misteriosamente suelen hacer estos depósitos, adoptando una forma dotada de la transparencia suficiente para reflejar la luz de nuestra vida, pero que al mismo tiempo, por su firmeza y serenidad, se compadeciera con la dignidad de la obra de arte. (…) pienso que el principal requisito (…) es el de escribir cuando se tiene ganas o lo que sea; y de hecho sentí la curiosidad de descubrir cómo me desenvolvía al escribir descuidadamente, y me di cuenta de que el significado se encontraba allí donde jamás lo sospeché en el momento de escribir. (Domingo de Pascua, 20 de abril)

O en este fragmento del texto «Profesiones para mujeres» que leyó Woolf en la National Society for Women’s Service el 21 de enero de 1931:

El deseo principal de un novelista es ser tan inconsciente como sea posible. Ha de inducirse a sí mismo en un estado de letargo perpetuo. Quiere que la vida transcurra con la máxima tranquilidad y regularidad. Quiere ver las mismas caras, leer los mismos libros, hacer las mismas cosas día tras día, (…) porque así nada puede romper la ilusión en la que vive.

Ahora volvamos a lo básico, la astrología permite hurgar y hurgar, pero la ambición de desenmarañar y querer encontrar una supuesta verdad sobre nuestra propia vida y nuestro destino nos aleja de lo principal, de las bases. Muchas veces solo observando la configuración sol-ascendente-luna con sus respectivos elementos, casas, signos y planetas regentes podemos saber mucho de una persona. Una figura como Woolf vino al mundo con un sol en un signo de aire, un ascendente en signo de aire y una luna en un signo de fuego. Esto nos habla de una persona idealista, de aspiraciones, motivaciones e intenciones que están por encima de todo reproche. Este tipo de personas tiene la aptitud de poner sus ideas en acción (o en el caso de Woolf, en palabras), y la capacidad de ganar perspectiva sobre el significado e implicancia de sus acciones. El peligro de este énfasis es que la persona vive en su cabeza y así puede llegar a descuidar su mundo emocional y sus necesidades físicas.

Su ascendente Géminis, con Marte allí también, nos habla de una expresión flexible, mutable, de constante dialogo, curiosidad, dudas, interrogantes, cuestionamientos, como podemos ver en este extracto de su diario:

(...) Supongo que si una cosa sale de otra - como en Una novela no escrita -. aún cuando no durante diez páginas, sino durante doscientas, más o menos, ¿no me procurará esto la flexibilidad y la levedad que deseo? ¿No será más ajustado, sin perder por ello forma y velocidad, y lo abarcará todo, todo? Mis dudas se centran en determinar hasta que punto abarcará el corazón humano. ¿Tengo el dominio del diálogo suficiente para encerrar el corazón humano en él? Imagino que en esta ocasión el enfoque será totalmente distinto; no habrá andamiaje; apenas se verá siquiera un ladrillo; todo será crepuscular; pero el corazón, la pasión, el humor, todo será tan luminoso como el fuego en la niebla. Entonces tendré espacio para mucho, para la alegría, para la inconsecuencia, para el avance ligero y optimista, según dulcemente me dicte la voluntad. (Lunes, 26 de enero)

Volviendo a la casa XII, que quiere funcionar como el pilar que sostiene la configuración astral. Se conecta con los dos planetas más importantes de la carta de Virginia, por un lado Mercurio y por el otro Urano, ni más ni menos que el regente de su signo solar.

Urano está ubicado en la casa V. La casa de Leo, la casa del Sol, la casa de la autenticidad y la expresión creativa. Aquí los aspectos son armónicos, la energía fluye sin grandes complicaciones, le resulta natural e incluso necesario a la persona con esta configuración manifestarse con lo que representa Urano y también Acuario,

Encarnar la energía acuariana es tener un compromiso con la verdad, con la libertad, sin importar las consecuencias. Es actuar motivada por la sensación de comunidad y los cambios y revoluciones que necesita. ser revolucionaria, desafiante, innovadora, estar al servicio de la creación. Acuario le sigue al signo de Capricornio, el signo que establece estructuras, rigidez, normas y tradiciones que mantienen una estabilidad. Acuario llega para romper con todo ello, para cuestionarlo, para redefinirlo. La comunidad en la que se desenvuelve es su material de estudio, pero su verdadero desafío no es fundirse en ella sino diferenciarse y aceptar las cualidades que la hacen única. Podemos ver algo de todo esto en fragmentos de La torre inclinada, conferencia que dio Woolf en la Workers Educational Association:

Un escritor tiene que fijar la vista en un modelo móvil, que cambia, en un objeto que no es un objeto sino innumerables objetos. Tres palabras bastan para nombrar todo lo que un escritor mira: la vida humana.

Sabemos, por sus vidas, que quienes escribían en el siglo XIX eran en su totalidad gente de clase media acomodada. (…) ¿hubo alguna relación entre la prosperidad material y esa creatividad intelectual? ¿Una llevó a la otra? (…) Pienso en esa vida dividida, fragmentada en muchas clases diferentes. La aristocracia, la nobleza, la clase profesional, la clase comercial, la clase obrera y la que se coloca a la sombra de todas ellas, esa gran mayoría que se conoce simple y llanamente como “los pobres”. (…) Y es que quien publicaba libros en el siglo XIX jamás intentó cambiar esas divisiones; simplemente las dio por hechas. Tanto fue así que pronto se hicieron invisibles a sus ojos.

O este fragmento del artículo «Las mujeres y la narrativa de ficción»:

(…) cuando una mujer comienza a escribir una novela (…) se siente tentada a alterar constantemente los valores establecidos, volviendo serio lo que a un hombre le podría parecer insignificante y trivial lo que para él es importante. Desde luego se la criticará por tener (…) un punto de vista diferente.

O este extracto de uno de sus diarios:

Voy a escribir lo que quiera, y que digan lo que quieran. El único interés que en cuanto a escritora suscito radica, según comienzo a comprender, en una extraña personalidad; no en la fuerza, en la pasión o en algo imponente, y entonces, me digo a mí misma, ¿acaso “una extraña personalidad” no es la cualidad que más respeto? (Sábado 18 de febrero - Diario de una escritora)

Ahora bien, este Urano tiene otra característica interesante, está ubicado en el signo de Virgo. El signo de las tareas, del oficio, de los quehaceres, de la rutina, de lo servicial y la humildad que se cultiva en este ámbito. Aquí podemos entender una mente que nos dio obras como Un cuarto propio que pone énfasis en la vida diaria de una mujer y sus necesidades.

Así lo expresa Woolf en el artículo «Las mujeres y la narrativa de ficción»:

La historia de Inglaterra es la historia de la línea masculina, no de la línea femenina. De nuestros padres siempre sabemos algún hecho, algún rasgo distintivo. (…) Pero ¿Qué queda de nuestras madres, nuestras abuelas, nuestras bisabuelas? (…) Nada sabemos de ellas, salvo sus nombres, el día de su matrimonio y los hijos que dieron a luz.
Por eso, si pretendemos saber por qué, en determinada época, las mujeres hicieron esto o lo otro, por qué no escribieron nada o, al contrario, por qué escribieron obras maestras, tropezaremos con muchas dificultades. (…) La mujer extraordinaria depende de la mujer ordinaria. Solamente cuando sabemos cuáles son las circunstancias en que vive la mujer corriente, (…), solo cuando podemos medir el modo de vida y las experiencias vitales a que tiene acceso la mujer corriente, podemos explicar el éxito o el fracaso de la mujer extraordinaria.

Y culmino con otra cita del texto leído por Woolf en la National Society for Women’s Service:

¿Qué es una mujer? Se lo aseguro, no lo sé. No creo que ustedes lo sepan. No creo que nadie pueda saberlo hasta que ella se haya expresado en todas las artes y profesiones abiertas a la inteligencia humana.

Referencias

Diario de una escritora / Virginia Woolf; edición a cargo de Leonard Woolf; traducción de Andrés Bosch. -- Madrid: Ediciones y Talleres de Escritura Creativa Fuentetaja, 2003

«Profesiones para mujeres», texto leído en la National Society for Women’s Service el 21 de enero de 1931. - Virginia Woolf, Matar al ángel del hogar. Editorial Carpenoctem // mini // 05. 2021

«La torre inclinada», Conferencia leída en la Workers Educational Association de Brighton en mayo de 1940. - Virginia Woolf, La torre inclinada. Editorial Carpenoctem // mini // 08. 2023.

«Las mujeres y la narrativa de ficción». Publicado por primera vez en la revista estadounidense The Forum en marzo 1929 - Virginia Woolf, Matar al ángel del hogar. Editorial Carpenoctem // mini // 05. 2021

Listado de librerías en las que se puede adquirir Lunes o martes escrito en blanco sobre fondo verde: en Barcelona: La Canibal, Amora Libros. En Calonge: Rals llibres. En  Málaga: Rayuela, Suburbia, Proteo,  Mapas y compañía. En Madrid: Pequeños Seres.  En la otra mitad de la foto hay dos ejemplares del libro y una lapicera con el logo de Ciempiés.