Reseñas,  Libros

EMI, LA NIÑA HEROÍNA DE EXTRÓPOLIS Y EL MÁS ALLÁ

Emi, la niña que casi destruye el mundo (y parte del universo)
Autor: Eric Romero
Libros del Ciempiés, 2025 

Reseña de: Valentina Bragado Assef
Fecha de publicación: 21 de noviembre de 2025

Foto de un ejemplar de «Emi, la niña que casi destruye el mundo (y parte del universo)», libro escrito por Eric Romero y publicado por Libros del Ciempiés.

Libros del Ciempiés lanza la tercera publicación de su colección Voces del Ciempiés: Emi, la niña que casi destruye el mundo (y parte del universo) que nos presenta el viaje de una heroína valiente y entrañable.

Eric Romero (1979) es un escritor catalán, que debuta con su primera novela luego de años de trabajo entre su residencia en Barcelona y su estancia de estudios audiovisuales en Edimburgo, UK., lugar en el que fue nominado en la categoría New Talent Award al prestigioso premio BAFTA. Así es como, del mundo de la televisión y el cine y en parte desde sus gustos por la literatura de ciencia ficción y la escritura creativa, el autor construye un mundo distópico con una hermosa particularidad: es protagonizado por una niña, de la clase más inferior de la sociedad en la que vive, sin esperanzas de progresar por el supuesto déficit de inteligencia propio de su rango social. No obstante, hay un elemento preciado que la salva: aprender a leer. Y este acto es un portal hacia la lucidez extraordinaria de una infancia brillante que reluce explorando por medio del pensamiento crítico, a través de audaces inferencias, reflexiones y el uso de la relativización sobre el mundo adultocentrista repleto de reglas totalitarias y desiguales, que reprimen la experiencia de todos los seres humanos que no pertenecen a la especie de kamales, la élite del mundo distópico. 

El curso de la historia mueve la trama atravesada de inicio a fin por la latente curiosidad de aprender y, en consecuencia, dotada de espontaneidad y valentía de querer explorar, leer, conocer y, por sobre todo, saber cosas nuevas. El relato nos invita a nosotres lectores a un viaje externo —lleno de aventuras por otros mundos del Universo con seres superiores, nuevos amigos y amigas de otras razas, juegos de psitrón, tecnologías destructivas y un plan malévolo del villano Anthony Fonda para destruir toda la vida en Ragnarea—, al mismo tiempo que nos invita a experimentar desde la intuición y ternura infantil, el viaje interno de Emi, que está matizado por el aprendizaje de convertir el dolor que lleva en su orfandad en la defensa, por sobre todo, del valor de la amistad y la unión, como los dos pilares que salvan el corazón de la protagonista y del universo ficcional. 

El viaje de la heroína, en la visión de Maureen Murdock, toma como referencia el modelo de Campbell; sin embargo, en el viaje heroico de la mujer no hay guía ni ayudas del exterior, sino por el contrario dice la autora estadounidense «el viaje es raramente validado por el exterior y a menudo se ve saboteado por él». Tal cual la cita, el viaje de Emi, la niña extraña de Extrópolis, es un viaje que tiene como móvil la reivindicación de lo femenino, sin que se pierda la inocencia y la dulzura, la amabilidad y empatía hacia la diferencia a la que se enfrenta la protagonista, sino que, por el contrario, la confianza en sí misma, que la construye como personaje, es un halo de luz transformador que la ayuda a encontrar su lugar en el Universo de Extrópolis: obtener la admiración y valoración de la mirada masculina que la juzgó, menospreció y cosificó en un lugar de la historia que no le correspondía. 

De la ciencia ficción, que es el género en el cual se incuba esta distopía, hay características típicas presentes en la novela: alternancias entre el pasado remoto, el presente y el futuro que se fusionan en un solo tiempo, desarrollado mediante un narrador omnisciente, que tiene la habilidad de viajar a la velocidad de la luz entre recursos de anacronías narrativas como flashbacks y flashfowards, sobre temas complejos que no porque los exprese una niña le restan valor, sino por el contrario, entre el dinamismo del juego, Emi, relativiza con asombrosa lucidez cuestiones biológicas como el uso de vacunas, culturales de supremacía de razas, sociales de clase y las injusticias de estas; relativiza la esclavitud y el colonialismo, desafiando así las convenciones masculinas y el autoritarismo total que Anthony Fonda quiere imponer con su experimento de crear al mejor humano del espacio. 

Desde la perspectiva de la tradición de la literatura infantil y juvenil existen famosas protagonistas que el cine ha globalizado, como, Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll (1865), Mary Poppins de P. L. Travers (1934), Pipi Calzaslargas de Astrid Lindgren (1945), Matilda de Roald Dahl (1988), entre otras, que, desde las diferencias de sus nudos narrativos y la época de producción en que fueron escritas las obras en mención, se marca un precedente desde el cual se comienza en España, tras el término de la dictadura franquista, a impulsar una fuerte «afición de reivindicar el arquetipo femenino, con personajes inteligentes, emancipadas, valientes» (Prats i Ripoll y Contreras i Barceló). 

De lo anterior, analizar las narrativas infantiles y juveniles con perspectiva de género o de reivindicación del arquetipo pasivo de «lo femenino» es tarea fundamental, sobre todo, en momentos actuales del escenario mundial, en el cual los discursos extremos están amenazando los derechos que se han conseguido en materia de feminismo, igualdad, inclusión y diversidad. Por lo tanto, Emi es una protagonista que se empodera a sí misma gracias a los libros y el poder de la palabra sobre sus pensamientos y acciones hacia la comunidad, gesto que se contrapone directamente a lo que promueve el poder masculino de la obra: el egoísmo, la competencia y la individualidad. 

Por último, el viaje heroico de EMI y su búsqueda innata de socavar la norma patriarcal presente en la obra, es un indicio de que la ética y la estética de Eric Romero en la creación de esta distopía pone sobre la mesa la reflexión sobre el uso de la ficción en la literatura infantil y juvenil como un impulso, importantísimo, para desafiar las jerarquías que priman ya sea desde el mismo género en el que se escribe el relato o sobre las elecciones de estilo que se hagan en la composición de la obra. Lo que nos queda claro como público lector es que desafiar las normas e interrumpir desde la niñez en la visión adultocentrista es profundamente necesario y revelador para dejar de llevar a las niñas y los niños al margen de lo que importa en el acontecer de la sociedad y, por el contrario, devolver a la infancia, dentro de las narrativas actuales, la posibilidad –hermosa– de cuestionar categorías como el racismo, el clasicismo, la colonización, la opresión y, por supuesto, reivindicar de manera bella y sutil el gran poder de los libros, la lectura y la adquisición del conocimiento como la herramienta más poderosa que hoy en día podemos todas y todos tener frente al orden patriarcal actual. 

Que disfrutes el viaje. 

Referencias bibliográficas
  • Murdock, M. 2010. Ser mujer. Un viaje heroico: un apasionante camino hacia la totalidad. (Gutierrez, P. Trad.). Gaia Ediciones. (Obra original publicada en 1990). 

  • García González, M. 2021. Enseñando a sentir: Repertorios éticos en la ficción infantil. Ediciones Metales Pesados. 

  • Prats i Ripoll, M., Contreras i Barcelò, E. «Los personajes femeninos en la Literatura Infantil y Juvenil: dos propuestas didácticas para futuros maestros». https://monografias.editorial.upv.es/index.php/emig/article/view/319/160
















Sobre la autora

Una selfie de  Valentina Bragado Assef, colaboradora de Ciempiés. El encuadre está ligeramente hacia arriba y desde la derecha, y Valentina mira de reojo con una media sonrisa y expresión pícara. Lleva gafas y cabellos ondulados, entre castaño oscuro y claro, que no le llegan a los hombros.

Nací y crecí entre los bosques, la selva fría y los ríos del sur del mundo. Ahora hace dos años que vivo en un norte mediterráneo, geografía que entibia la humedad de mi raíz austral. 
La escritura me conecta con ese tejido del gran nido. La escritura es refugio, es hogar. Encontrar este espacio de creación con Ciempiés en Barcelona ha sido una fortuna.