Escrito por: Erika Cosenza
Fecha de publicación: 7 de marzo de 2025
¡¿Solo ocho?! Mi indignación era tal que me hizo olvidar que la idea había sido mía. Vale, reconozcamos que el título queda bien. Pero que sepáis que no es para nada fácil. ¿Cuáles escoger? ¿Qué dejar afuera? ¿Con qué criterio? ¿Pongo solo ficción o también no ficción?
Muchas dudas, una sola certeza: La literatura nos da armas para luchar. Nos da alas para soñar. Nos abre la puerta para jugar y la ventana para que nos asomemos a otros mundos. La literatura nos salva.
Ta, te ti… O, en una versión más localizada, pito, pito, gorgorito… Puse un título, lo borré, lo volví a escribir, me embalé y terminé con diez. ¿Y ahora cuál elimino? No, pero este tiene que estar. Y este. Y así desde hace un mes. Hoy hay que publicar. Suelto la lista. Total, ya encontraré una excusa para hacer otra, je.
Aquí te dejo ocho libros, ocho obras literarias, sin ningún orden en particular, para que este 8M, puedas o no puedas salir a marchar, encuentres un espacio de lucha, resistencia y resiliencia entre las palabras impresas.
The Handmaid's Tale (El cuento de la criada en la traducción al castellano de Elsa Mateo Blanco y Ramón de Hériz), publicada en 1985 y llevada a la televisión con gran éxito, es una novela distópica y una de las obras más importantes de la escritora canadiense Margaret Atwood.
Un gobierno teocrático toma el poder de Estados Unidos, que pasa a denominarse República de Gilead. Con la excusa de la defensa contra la violencia, aumentan el autoritarismo, con la consecuente disminución de las libertades sociales. Suprimen los derechos de las mujeres, muchas de las cuales son sometidas como esclavas sexuales y reproductivas.
Tan vigente, tan real que duele. La misma Atwood dice que no ha inventado nada: se ha inspirado en hechos que han sucedido alguna vez en la historia y que siempre pueden volver a repetirse. Basta con mirar las noticias para estremecerse.
Con una prosa original y poética, Girl, Woman, Other (Niña, mujer, otras en la traducción de Julia Osuna Aguilar) nos cuenta doce experiencias vitales diferentes, de diferentes estratos sociales, de diferentes épocas, y va tejiendo una historia común en la que las va relacionando y nos va descubriendo (de principio a fin) qué es lo que las vincula, cuáles son esos nexos que las unen.
Por esta obra, Bernardine Evaristo obtuvo el Booker Prize en empate junto con Margaret Atwood —un hecho histórico de por sí, ya que las reglas del galardón prohíben expresamente que haya un primer puesto compartido—, y se convirtió en la primera mujer negra y la primera persona negra en recibirlo.
Además de todo esto, es una lectura hermosa, por momentos desafiante no solo por el contenido y la invitación a reflexionar, sino también porque se aleja de las formas canónicas de la prosa.
Cruda, feroz, poética, de una belleza devastadora, La mala costumbre narra en primera persona el desgarrador viaje vital de una niña atrapada en un cuerpo que no sabe habitar. La protagonista vive en el barrio obrero madrileño de San Blas de los años ochenta, en el que la marginación y la droga hacen estragos.
Es un libro que leí de principio a fin durante un viaje en AVE. Me mantuvo anclada a mi asiento todo el trayecto. No me levanté para ir al baño. No sé qué paisajes atravesamos. No alcé los ojos del libro para nada. Bueno, sí, para secarme las lágrimas.
Alana S. Portero es una escritora, dramaturga y directora escénica española. Escribe sobre cultura, feminismo y activismo LGTBIQ+ para varios medios. La mala costumbre es su primera novela y, además de no dejarte indiferente, te crea la necesidad de leer más y más de esta autora.
Sí, me estoy haciendo trampa a mí misma porque acá incluyo cuatro libros. Sorry, not sorry. Y, para hacer más trampa aún, recomiendo muy mucho la serie de televisión. Son cuatro temporadas, una por cada libro.
Esta entrañable tetralogía traducida al castellano por Celia Filipetto —L'amica geniale (La amiga estupenda), Storia del nuovo cognome (Un mal nombre), Storia di chi fugge e di chi resta (Las deudas del cuerpo) y Storia della bambina perduta (La niña perdida)— relata la vida de dos amigas (Elena y Lina) que crecen en un barrio pobre de Nápoles en la Italia de la posguerra. Al hacerlo, también retrata con crudeza el contexto en el que esta se desarrolla: valores patriarcales férreos; violencia de género y de todo tipo; discriminación; pobreza; lucha de clases; revueltas sociales; la opresión de la mafia; y, por sobre todas las cosas, los vínculos entre mujeres.
Si sientes cierto recelo con respecto a las sagas y los best sellers (quien esté libre de prejuicios que tire la primera piedra), te animo a que lo hagas a un lado. No te vas a arrepentir.
Ttare daehayeo (Sobre mi hija en la traducción de Irma Zyanya Gil Yáñez y Minjeong Jeong) es una novela sutil y conmovedora sobre los lazos familiares, la incomunicación intergeneracional, la LGTBI-fobia, el edadismo, el paso del tiempo y el miedo a hacerse mayor, pero también da voz a la precariedad laboral.
La narradora de esta historia, una viuda que trabaja en una residencia geriátrica en Corea del Sur, se ve obligada a compartir su pequeña vivienda con su hija treintañera y la novia de esta, cuya relación no aprueba. A pesar de la brecha que las separa, madre e hija son, ambas, mujeres invisibilizadas: una por lesbiana; la otra por su edad.
El eje de La hija única es la maternidad, o mejor dicho, cómo se posiciona cada personaje frente a ella y qué decisiones toma.
Poco después de cumplir los ocho meses de embarazo, a Alina le anuncian que su hija no sobrevivirá tras el nacimiento. Ella y su compañero emprenden un doloroso y sorprendente proceso de aceptación y duelo. Ese último mes de gestación se convierte en una extraña oportunidad para conocer a ese ser al que tanto esfuerzo y dolor les cuesta renunciar.
La historia está contada en primera persona desde el punto de vista de Laura, gran amiga de Alina. Mientras reflexiona sobre el amor y las estrategias que los seres humanos inventamos para superar la frustración, Laura nos cuenta igualmente la historia de su vecina Doris, madre de un niño con problemas de comportamiento, con la cual se le hace imposible no involucrarse.
Poco después de que Rita aparezca muerta en la iglesia que suele frecuentar, la investigación se da por cerrada con la carátula de suicidio. Elena, su madre, es la única que no renuncia a esclarecer el hecho. Ella sabe que a su hija la mataron. Pero asediada por la enfermedad de Parkinson, ella es también la menos indicada para encabezar la búsqueda del asesino y va en busca de la única persona que (está convencida) no se negará a ayudarla.
La trama de la obra transcurre durante un solo día: lo que tarda Elena en viajar desde los suburbios hasta la ciudad de Buenos Aires y hasta una conversación reveladora que harán que todas sus certezas se derrumben.
A la vez enigma policial y relato íntimo, desnuda —¡y Claudia Piñeiro lo ha hecho otra vez!— las facetas ocultas del autoritarismo y la hipocresía de nuestra sociedad.
La protagonista de Huaco retrato un día visita una exposición en un museo de París dedicada a los hallazgos de su tatarabuelo, Charles Wiener, un explorador austriaco que se llevó miles de objetos arqueológicos que obtuvo durante sus expediciones en Perú. Así, ella empieza a cuestionar el orgullo familiar por el legado colonialista de su antepasado, así como su identidad como mujer chola y migrante.
Con un estilo mixto y desenfadado, Gabriela Wiener utiliza la figura del huaco —una pieza de cerámica prehispánica que buscaba representar los rostros indígenas con la mayor precisión posible y capturar su alma—, para reconstruir y deconstruir la historia de su familia y de sus antepasados.
Exponente de la novela de autoficción, Huaco retrato nos propone explorar y cuestionar nuestros conceptos sobre el amor, los celos, la heteronorma, la familia, la culpa, el colonialismo, el racismo.